Destacado jurista y escritor.Nace el 10 de diciembre de 1900 en Cidra, Matanzas y fallece en 1986 en La Habana a los 86 años de edad.
Su padre, José de la Luz Medina participa en las luchas por la independencia de Cuba y sus ideas se las inculcan a su amado hijo.
A los 17 años estudia telegrafía y obtiene una plaza de telegrafista con 19 años en el Centro de Comunicaciones de Matanzas. En Junio de 1921, se gradúa de bachiller en Ciencias y Letras; matricula la carrera de Derecho Civil y Público en la Universidad de La Habana, allí conoció y se relacionó con Julio Antonio Mella; alternando sus estudios con su trabajo en la Central de Correos y Telégrafos en la capital del país.
En 1922 participó en la huelga de empleados de correos y telégrafos por lo que fue detenido y procesado, siendo suspendido de empleo y sueldo.
Se gradúa en 1925 y ese mismo año se inscribe como abogado para sustituirá jueces en la audiencia de Matanzas. Fue juez en Alacranes, Unión de Reyes, Juan Gualberto Gómez y Güines.
En 1932 se presenta a un concurso municipal de oposición para jueces municipales, que le permite ser designado juez en el Juzgado Municipal Correccional de Corralillo, donde los jueces tenían a su cargo la Presidencia de la Junta Electoral; en una época en que la tiranía del General Machado atrasaba por cuatro meses el pago de los salarios a los jueces, los maestros seis meses y dos años a los jubilados.
Debido a los numerosos vicios en los Registros Electorales y en las boletas oficiales, solicitó y declaró la nulidad de las elecciones de noviembre de 1933 por la Audiencia de las Villas, por lo que fue agredido y herido de bala por el hijo de quien ostentó el cacicazgo de Corralillo durante 33 años; que decidió matarlo, porque no se plegaba a sus órdenes y caprichos. El alcalde de Corralillo, hermano del agresor, y el Gobernador Provincial pidieron al Tribunal Supremo trasladar o echar el juez a la calle.
En mayo de 1934 solicitó ser trasladado para el Juzgado Municipal de Cabezas y en julio de 1935 permuta su cargo para Santa Cruz del Norte, donde terminó con los abusos de deshalojos ilegales que realizaba un sargento del ejército por orden del administrador del Central Hershey (hoy Camilo Cienfuegos). Se trataba de un ciudadano norteamericano, a quién en una ocasión sancionó a multa de 10.000 pesos por la tala de 2.000 palmas reales sin la autorización del Ministerio de la Agricultura.
Igualmente sancionó a una pareja de la Guardia Rural a 30 días de privación de libertad por haber lesionado a un trabajador. En los juicios donde los garroteros, casatenientes y políticos acusaban a los ciudadanos honrados,éstos nunca salían con la sentencia favorable del juez. Waldo siempre beneficiaba a los acusados que no podían pagar los intereses de un préstamo o el alquiler de una vivienda.
Fue uno de los jueces más sobresalientes y distinguidos de la República, su conducta intransigente, evidencia su entereza con un sentido de la justicia y de la generosidad para el pueblo llano.
El 1 de diciembre de 1942 es trasladado a Isla de Pinos, donde desempeña los cargos de Juez Municipal y Correccional y Presidente de la Junta Electoral de la Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.
El ciclón que azotó a la Isla en 1926, destrozó totalmente la casa de El Abra, de ella solo quedaron las ruinas de algunas paredes, donde Elías Sardá colocó pencas de guano, tablas y planchas de zinc para construir un rancho donde cobijar a su familia.
A pesar del valor histórico del lugar y de los años transcurridos, nunca llegó la ayuda de los gobiernos a los damnificados del ciclón. Su devoción a José Martí y conocedor profundo de la biografía martiana y ver el abandono oficial de la familia Sardá y El Abra; encabezó junto a Elías las gestiones para promover una campaña en favor de la restauración de tan histórico lugar.
En los primeros días de enero de 1943 crearon un comité para la reconstrucción de la casa de la finca El Abra en los salones de la Sociedad Popular Pinera. Estuvo integrado por:
Presidente Elías Sardá.
Secretario. Sergio Montané.
Vocales. Ramón Soto Llorca y Zenaida Oropesa.
Movilizó a toda la comunidad pinera para reparar la casa de El Abra, la finca del catalán José María Sardá, donde Martí adolescente, recién liberado del presidio político, vivió unos meses antes de ser deportado. Acudieron al Presidio Modelo, en busca de mano de obra, lo cual serviría para rebajarles las condenas a los 17 presos que aceptaron voluntariamente.
El 28 de enero de 1944 quedó inaugurada la obra de la reconstrucción. A petición de la Sra. Zenaida Oropesa, el Ayuntamiento de Nueva Gerona, le entregó al Juez el Título de Hijo Adoptivo de Isla de Pinos.
En Junio de 1943, según Juan Colina La Rosa, el Juez Waldo Medina propone en una reunión de la Cámara de Comercio Pinera crear un aeropuerto próximo a la capital pinera. Con ese fin se creó un Comité Pro-Aeropuerto Municipal y no es hasta 1945 que se adquiere la Base Aeronaval Norteamericana en una subasta por un valor de 125.000 pesos.
Los adeudos que contrajo este Comité para su construcción, fue necesario arrendarlo sin haberlo terminado, junto al de Santa Fe, a la Empresa Expreso Aéreo Iberoamericano S.A. en Julio de 1949. El 11 de noviembre de 1946, se finalizó el aeropuerto ubicado en lo que es hoy el Reparto Industrial en la calle 4, entre 37 y 39 en Nueva Gerona. Al cual se le puso el nombre de un destacado aviador cubano: Pepe Barrientos.
En octubre de 1948, la Compañía Aero Vías Q inauguró la línea entre Nueva Gerona y La Habana (aeropuerto militar de Columbia con pilotos militares, usando los DC-3) con un vuelo diario y una capacidad de 20 asientos. El precio era de 12,95 pesos.
En el poblado de Santa Fe se construyó la primera biblioteca de Isla de Pinos. La idea de construirla fue de Max Schoolman, que le preguntó a su amigo Waldo Medina, si existía biblioteca en Isla de Pinos?, la respuesta negativa de Waldo fue más que suficiente para que Max le dijera: Si le doy a usted como aporte inicial un par de miles de dólares, se comprometería usted a empezar las obras de la primera biblioteca?.
Para no perder la oportunidad, el juez acepta gustosamente e inmediatamente se puso a trabajar con la ayuda de muchos santafecinos que realizaron diferente donaciones, tanto en efectivo, en especies y mano de obra, y el donativo de 2.500 dólares de Max. La obra se comenzó en febrero de 1949.
Con las donaciones realizadas y el apoyo y colaboración de los pobladores de Santa Fe se construyó la primera biblioteca de Isla de Pinos, que fue inaugurada el 24 de febrero de 1951 con el nombre “Club Biblioteca Santa Fe”.
Durante el tiempo que ejerció en la Isla, convirtió el Juzgado Correccional en un instrumento de reivindicación social. Su devoción a José Martí, a la historia y su ancha cultura cívica lo colocaron al lado de las causas populares y patrióticas durante toda su vida profesional.
“En una oportunidad, un ciudadano norteamericano fue nombrado por la Colonia y por la Cámara de Comercio de su país en Nueva Gerona, administrador de la Playa Bibijagua, burlando la legislación vigente sobre las llamadas zonas marítimas – terrestres del estado cubano, la convirtió en playa privada, limitando el acceso con una cerca de alambre. Cuando un grupo de trabajadores de la antigua Droguería Taquechel de La Habana llegaron a la playa con el objetivo de bañarse, tropezaron con el administrador quien de malas formas los expulsó del lugar y originó una pelea con uno de los visitantes, en las que ambos sufrieron lesiones. El asunto llegó al Juez, los citó a juicio y al dictar sentencia, le impuso 30 pesos de multa al administrador por provocar la reyerta y declaró a la playa Bibijagua abierta al público por pertenecer al Estado Cubano. A partir de este momento, los pineros disfrutaron de esta playa que le estuvo vedada durante mucho tiempo.” Esta sentencia, se hizo extensible a todo el territorio nacional, donde muchas playas habían estado privatizada.
En otra ocasión, recibió un escrito del Embajador Británico con una queja de un ciudadano inglés preso en el Presidio Modelo, que denunciaba al Capitán Jefe del Orden Interior del Presidio que se apropiaba de las libras esterlinas que mensualmente recibía de sus familiares, así como una serie de extorsiones, etc.
Waldo tramitó personalmente el juicio para evitar que algunos de sus auxiliares revelaran el caso. Antes de iniciarse el juicio el preso inglés pidió hablar con el juez y le manifestó: Si acuso al Capitán ratificando mi carta al Embajador y usted me envía después al Presidio, puesto que el vapor no sale para Batabanó hasta el domingo, el Capitán me manda matar y usted sabe que en el Presidio eso se hace por presos de la mafia que allí opera en complicidad con el capitán. Entonces Waldo, sancionó al capitán a 180 días de prisión.
Cuando llegó el capitán al Presidio, sus compinches mafiosos hicieron un motín y logran quitarles las armas a los escoltas del penal y se dirigen a Nueva Gerona amenazando matar al juez, si éste no modificaba la sentencia condenatoria y dictaba otra absolviendo al capitán.
El alcalde municipal trató inútilmente detener la marcha de más de 60 presos a la ciudad. Waldo decidió no revocar la sentencia por ningún motivo y se dirigió al Comandante del Cañonero “24 de febrero” anclado en el Río Las Casas, solicitando ayuda y protección, quién de inmediato situó el cañonero cerca del puente, desenfundó las ametralladoras y advirtió a los amotinados que de tratar cruzar el puente para atacar al juez, abriría fuego contra ellos, ya que estaban fuera de la Ley, ante esto, los amotinados volvieron sus pasos al Presidio.
Ante estos hechos, fueron dados a conocer por la prensa escrita y radial al país y al mundo de lo sucedido. El capitán perdió sus grados militares, fue detenido y cumplió la sanción impuesta. Allí ocurrieron hechos y se dictaron sentencias de trascendencia histórica no solo para Isla de Pinos, sino para toda Cuba.
Otro caso fue, cuando nombran a finales de 1940 un nuevo Director de Presidio; que lo primero que hizo fue visitar al juez y ofrecerle prebendas económicas a lo que éste no hizo caso alguno.
A los pocos días apareció en la revista Bohemia uno de sus trabajos sobre el Presidio en la Isla de Pinos, donde denunciaba el régimen carcelario inhumano y corrompido; el director lo amenaza y trata de sacar la pistola que se lo impide sus dos guardaespaldas. Al retirarse el director le dice: “mañana viernes salgo en avión para La Habana y regreso el lunes, y por donde lo encuentre le voy a entrar a tiros”. Amenaza que no cumplió por haber fallecido al día siguiente.
En 1947 editó su obra “El Presidio que estorba” sobre temas penitenciarios, donde denuncia y acusa públicamente la existencia en la Isla de Pinos del Reclusorio Nacional, de lo que sucedía de sus imponentes y humillantes galeras circulares y en los campos de trabajos forzados. De este libro se hizo eco toda la prensa y como consecuencia el Presidente de la República Carlos Prío Socarrás, sustituyó al Ministro de Gobernación.
En otra oportunidad, Waldo en nombre del Comité Pro Reconstrucción de El Abra y del pueblo pinero le dio la bienvenida al Presidente de la República Dr. Ramón Grau San Martín con estas palabras: Esta Isla no solo ha sido azotada por un huracán, sino que desde hace muchos años ha sido azotada por el abandono oficial, la miseria y el desempleo, cuando fue rica en la época de la colonización norteamericana, que creíanque este territorio era suyo. El pinero se siente despatriado y sin resorte de nacionalidad cuando tanto luchó por hacer la Isla cubana, en la que hay que cubanizarla con hechos y no con palabras. Este discurso no fue del agrado del Presidente.
Como juez y simple ciudadano hay abundante constancia y testimonio de su actuación en este territorio, contemplado en tres volúmenes y que lo tituló “Álbum de la Isla de Pinos”:
El Presidio que estorba.
Martí en la Isla de Pinos.
Historia de una biblioteca.
Por esos años se graduó de Licenciado en Derecho Diplomático y Consular, de Administración Pública y de Notario, cuya carrera exigía variados conocimientos legislativos. Títulos que sumados a los de Abogados y Doctor en Derecho Público, sumaron cinco carreras, además a los títulos de telegrafistas y locutor de radio y televisión.
A finales de 1949 ocupó la plaza de juez Municipal Suplente del Tribunal del Centro en La Habana, actuando también en otros municipios de la capital. Waldo desde este jugado, que era el de mayor demarcación en La Habana y acudían numerosas personas a implorar para no ser desahuciados de sus viviendas, cuestión que era una constante en aquellos tiempos. Dictó providencias interlocutorias para que no se practicaran desahucios durante los fines de semana y quincenas, festivos y otros días significativos del año.
En 1951, lo lleva a ocupar la Presidencia de la Orden Martiana de “La Rosa Blanca”, siendo subdirector de la revista de impresión mensual, llevando con su prédica ejemplar la vida y obra del Maestro. Fomentó los rincones martianos en las escuelas para estimular entre los niños escolares el conocimiento de la obra y el pensamiento del Apóstol. También fue tribuna para combatir todo lo malo que sucedía, redactando una declaración o protesta contra las tiranías y dictaduras en defensa de la democracia amenazada.
En Junio de 1953 fue ascendido a Juez Municipal del Norte, ocupando ese cargo fue designado Juez Decano para el Juzgado de Instrucción de la Sección Primera, que estaba instruyendo una causa por un robo de 200.000,00 pesos donde estaba implicado el Secretario del Ministerio de Comunicaciones. El Juez practicó una diligencia en la casa del supuesto malversador, encontrando nóminas de personas desconocidas, por la que se evidenciaba la participación del mismo Ministro de Comunicaciones.Waldo fue sustituido por el Presidente de la Audiencia, la prensa divulgó el escándalo y las amenazas de muerte que recibió.
En Julio de 1953 toma posesión del Juzgado y dispone de medidas organizativas en los asuntos de desahucios y demandas de prestamistas, conocidos por “garroteros”. En los 7 Juzgados de La Habana las querellas por desahucios era de 72.000 asuntos, de los cuales 7.500 pertenecía a su Juzgado. En este año publica su libro “Ley de Alquileres”, comentándola y criticándola. En cuanto a los prestamistas, muchos de los procesos fueron archivados.
Su actitud despertó un repudio de la clase rica y explotadora, que con el visto bueno de Palacio Presidencial y el Decano del Colegio de Abogados de La Habana propusieron separarlo del cargo y del Poder Judicial cuando denunció el amañado proceso electoral de 1954 (el llamado “Festival de Forros”, pidiendo la nulidad de las elecciones por los traslados de falsos electores, votos de fallecidos, etc.
Desde 1954, se venía formulando denuncias por los abogados de los prestamistas, de los que buscaban los desahucios de viviendas, de los revendedores de muebles y efectos eléctricos y de José Miró Cardona, que a nombre de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados se encargó de entregar la mayoría de las denuncias al Tribunal Supremo, quien jugó un papel cobarde, oportunista y traicionero en la sucia madeja de su separación de la carrera judicial.
Recibió el apoyo de toda la clase progresista del país, de la FEU en nombre de José Antonio Echevarría, del Partido Socialista Popular y de la prensa radial y escrita. La revista Bohemia a través del artículo “El Juez condenado por bueno” resalta la despreciable decisión. Pobre, humillado y ofendido, sin dinero ni para pagar el alquiler de su casa, ni los alimentos que consumía; tratan de quitarle la vida en un reto a duelo de espada o florete del aspirante a Decano, el Sr. Miró Cardona.
Siguió trabajando en la prensa y la radio, pues su vena periodística de más de cuarenta años que lo ejerció paralelamente a su labor de los tribunales, le impulsaba adenunciar el sistema cruel, corrupto e injusto de esos años, solamente en las décadas de 1940 y parte de 1950 escribió más de seiscientos trabajos.
El 1 de enero de 1959 a través de la emisora COCO le comunicó al pueblo de Cuba la fuga de Fulgencio Batista.
Al triunfo de la Revolución ocupó el cargo de Jefe del Departamento Legal del Instituto Nacional de Reforma Agraria. En octubre de 1959 publicó el libro titulado “Recado al Campesino Cubano”.
Trabajó muchos años como Fiscal, cargo que desempeñó con la dedicación profesional que caracterizó su vida. Veneró a Martí, siguió su pensamiento y su obra y las divulgó donde quiera que estuvo.
Waldo Medina Méndez fue un juez que con su humildad y sencillez atesoró muchos méritos y virtudes. No llegó a ocupar grandes plazas, pues su actitud honrada y su incorruptibilidad moral, lo impidió. Nunca claudicó, defendió y aplicó la Ley, pero siempre para ayudar a la sociedad de las arbitrariedades que se cometían. Le llamaban el Juez de los pobres.