Naturaleza
AREAS PROTEGIDAS | FLORA Y FAUNA
Cayo Largo del Sur es la segunda isla en importancia del Archipiélago. Se encuentra a 135 kilómetros de Nueva Gerona (Isla de la Juventud), a 125 de Cienfuegos, a 177 de Ciudad de La Habana y Varadero.
Su nombre responde a su forma alargada de 25 Km. de longitud y 37,5 kilómetros cuadrados de superficie. Su parte más estrecha mide 1 Km. y 6,5 Km. la más ancha; lo cual se complementa con una historia cuyo origen se remonta a la época de los aborígenes, pues se han localizado restos pertenecientes a la cultura Siboney. Cristóbal Colón en su segundo viaje a Las Indias en 1494, fue lugar de recorrido por el Almirante; como también lugar de encuentro de numerosos corsarios y piratas que operaban en las aguas del mar Caribe.
Es un lugar de inigualable belleza, privilegiado por las bondades de la naturaleza con un gran atractivo paisajístico, conservado en su entorno natural de incalculable valor. Sus bellas playas se localizan en sus 24 kilómetros de fina arena blanca y transparentes aguas verdes azules, rodeadas por una vegetación tupida y extensas áreas de humedales. Esta considerado como uno de los mejores sitios para el inmersionismo, en un entorno de hermosos arrecifes coralinos en aguas poco profundas, donde habitan corales de fuego y tarros de venao (cuernos de venado), cerebros, abanicos, gorgonias; y peces como la rabirrubia, el loro guacamayo, el macabí cura, aguajíes, cuberas, jocuses, roncos, catalinetas, sábalos, palometas, etc. Es abundante y variada su flora y fauna marina.
La flora terrestre la compone la vegetación costera donde predominan el mate de costa y la verdolaga de playa, el ciruelillo, el hicaco, la cuabilla, el guano de costa y plantas características de ese tipo de terreno. Enredaderas, salvias y manglares adornan y protegen antiguas dunas.
La fauna terrestre son múltiples especies, entre las que sobresalen pelícanos, gaviotas, iguanas, tortugas, careyes, caguamas, corúas, pitirres, sinsontes, colibríes y garzas. Existe una granja que está dedicada a la preservación de las tres especies de tortugas endémicas de la zona y al rescate de los nidos en peligro. Son miles de tortugas que nacen, las cuales son liberadas.
La barrera de coral que protege la zona, tiene más de 50 millas de longitud y sus fondos marinos son uno de los mejores conservados del mundo, sembrados de múltiples y bellos corales con una vegetación coloreada que sirven de refugio a miles de peces.
Las especies de conservación marinos o terrestres más relevantes son: los quelonios, las diferentes especies de corales, los sistemas de dunas fósiles y las lagunas.
Este paraíso ecológico es el destino preferido por los amantes de la naturaleza y el mar de todas partes del mundo. Posee una muy buena infraestructura hotelera. Las playas más importantes, son: Sirena y Paraíso en el extremo oeste de la isla; Lindamar en el sur, muy cerca de la zona hotelera; Punta Mal Tiempo en el suroeste; Los Cocos, Blanca y Tortura hacia el este y playa Luna al norte de la isla, cerca del pequeño núcleo urbano.
Playa Sirena con 2,3 Km. de longitud, se manifiesta como una de las más hermosas, con finas arena blanca, cuya formación geomorfológicas la mantiene siempre fresca. Es privilegiada por la belleza de sus fondos marinos; con una rica flora y fauna marina y una variada población de coral negro a menos de 35 metros de profundidad, lugar apropiado para el buceo contemplativo diurno y nocturno. Playa Lindamar es curva como una concha y enmarcada por rocas blancas con 5 Km. de longitud y Playa Paraíso son playas de ensueños como sus nombres lo indican. Playa Los Cocos recibe el nombre por la cantidad de cocoteros que allí regalan su sombra y fruto. Playa Blanca está protegida por peñones y Playa Tortuga es el sitio elegido por los quelonios, que llegan de noche para desovar y dejar sus huevos a salvo, lejos de la marea.
Las modernas infraestructuras hoteleras están insertadas en un entorno natural, donde el hombre ha logrado armonizar perfectamente con el ecosistema, respetando y conservando la rica reserva ecológica de sus fondos marinos, dotados de barreras coralinas y con el complemento de cayos vecinos, donde se desarrollan numerosas especies de la flora y fauna terrestre y marina. Cayo Largo del Sur es un verdadero paraíso ecológico para los amantes de la naturaleza y el mar.
Tiene una superficie de 5.395 ha., surcan los ríos Los Indios, Itabo y La Majagüa. En su zona se encuentra el embalse Los Indios. Su reserva ecológica se caracteriza por ser un sistema de sabana, sobre susarenas blancas existe una rica y gran diversidad de hábitat, como diversos tipos de bosques siempre verdes, semideciduos, crecen pinos y palmas barrigonas, bosques de manglares muy exuberante en muy buen estado de conservación en la costa de La Sigüanea, ríos, esteros, canales, ensenadas, lagunas costeras y mares poco profundos que albergan una gran diversidad biológica.
La fauna del litoral marino es diversa, pues los esteros y todo el complejo marino costero, tiene asociado a éste una vegetación de manglar que aporta gran productividad para sustentar la vida en estos ecosistemas.
Paraíso de la avifauna, es el área natural más hermosa de la región. Se destaca la diversidad de aves, por ser un corredor migratorio; las especies residentes conviven con las migratorias, alimentándose y nidificando. Es hábitat de aves endémicas y migratorias como los patos y las gallinetas. Se reporta la mayor población de grullas y cotorras en Cuba que allí nidifican y protegen para su conservación por estar en peligro de extinción. Se refugian entre otras aves endémicas, el carpintero verde y jabado, el chinchiguaco, el guabairo, el tocororo, el sijú platanero y el zunzuncito o pájaro mosca, el ave más pequeña del mundo con tan solo 63 milímetros de largo, la jutía carabalí, serpientes diversas como el majá de Santa María, el cocodrilo americano y otros.
Su área marina constituye un lugar de importancia para el desove de peces de interés comercial y a la vez sirve de alimento a las aves. En la desembocadura del río Los Indios habita el manatí, especie en peligro de extinción y protegido en la Reserva.
Son unos 60 kilómetro aproximadamente de distancia, desde Nueva Gerona a este lugar, y se hace por una única vía de comunicación terrestre. Tomando por la autopista de La Fe, llegamos a este poblado y seguimos hacia el sur por una carretera estrecha y mal cuidada, pasando por Mella hasta llegar al límite de la Ciénaga de Lanier, que hay un puesto fronterizo custodiado por tropas de guarda fronteras. Recorremos el camino de terraplén hasta Cayo Piedra, doblamos en el primer desvío a la izquierda; pues el camino prosigue hacía el sur, que nos llevaría al poblado de Cocodrilo (antiguo Jacksonville).
Continuamos por el terraplén, pasamos muy próximo a la estación meteorológica de Punta del Este, que se encuentra situada sobre el nivel del mar a 9,78 metros, Esta estación fue construida en el año 1971 y en agosto de 1973 se inaugura la estación del radar. En el transcurso de estos años ha trabajado de forma activa en la vigilancia y seguimiento de fenómenos meteorológicos de todo tipo, principalmente de los organismos tropicales que han afectado a la región occidental de Cuba.
Llegamos a la costa, la vista es impresionante, se destacan las formaciones de vegetales de diferentes tonalidades de verde sobre rocas. Hay un acantilado que penetra tierra adentro de 16 metros de altura, desde donde se puede apreciar todo el paisaje costero y marino, frente a nosotros tenemos muy próximo y separado por un estrecho brazo de mar de poca profundidad, Cayos Los Cayuelos; en el horizonte se aprecian una cadena de cayos, que nos llevaría hasta Cayo Largo del Sur.
Se observa una extensa duna de arena blanca, a lo largo de la hermosa playa Punta del Este, de 1800 metros de longitud, cubierta de su vegetación natural con hermosos uverales.
El área posee una alta diversidad geográfica del paisaje, la vegetación terrestre es una de las mejores conservadas, se destaca el Cerro Caudal con una elevación de 28 metros, conformado por rocas de mármol y esquistos.
Esta zona fue habitada por aborígenes siboneyes, de la cultura Guayabo Blanco o Pre-Alfarero, que se alimentaban de la caza y la pesca y vivían en varias cuevas de Punta del Este. Restos de esta cultura están dispersos en toda el área, que dejaron sus huellas en estas cuevas a través de pictografías de gran simbolismo. ( ver en esta Web, la página de Turismo, en lugares de Interés o Monumentos). En un farallón calcáreo a unos 200 metros de la playa se encuentra la cueva número uno, la más importante, es identificada como de los Indios, del Humo y de la Isla, en la cual hay 213 pictografías indo cubanas.
La flora terrestre está conformada por diferentes formaciones de vegetales. Predomina el bosque semideciduo tropical, siempre verde y con una gran variedad de especies, pinares sobre piedra caliza, el bosque de ciénaga diferenciado, el manglar con especies variadas, donde sobresale el uveral de costa, orquidales naturales y una hermosa población de guayacán. Esta zona posee seis especies de endémicos vegetales.
La flora marina está conformada principalmente por poliquetos, corales, gorgóneas, esponjas, etc. Existe una compleja vegetación acuática donde predominan las poblaciones de salvia marina. Existen diversos paisajes submarinos, donde se destacan los arrecifes coralinos.
La fauna terrestre está conformada por especies de extraordinaria belleza y rareza, como el tocororo; hay 8 especies de anfibios, destacándose la ranita más pequeña del mundo Sminthillus limbatus; la jutía conga; varias especies de murciélagos; 20 de reptiles, entre ellos el cocodrilo cubano y la iguana; el caracol blanco de terrestre de hasta 90 mm. de largo que se alimenta de líquenes, hongos y otros vegetales (único en el territorio nacional); 70 especies de aves, muchas de ellas endémicas, como el zunzuncito, el carpintero verde, el sijú platanero y el sijú contuto. Entre los invertebrados se reportan más de 1000 especies de insectos y más de 150 especies de arácnidos.
La fauna marina está constituida por una gran diversidad de peces, langostas, tortugas, caguamas, carey, cobos, más de 31 especies de gusanos de mar, etc.
La zona es una verdadera reliquia y hacen del lugar un punto interesante para la práctica de diferentes actividades que le marcarán de por vida. Todo un pequeño paraíso al alcance de los amantes de la naturaleza y paisajes.
El lugar sirvió de refugio de numerosos piratas y corsarios entre los siglos XVI al XIX; historia que le sirvió para denominarle desde el año 1826 como Cabo Francés, por las numerosas visitas del pirata francés Francois Leclerc (el primer Pata de Palo recordado en la historia de la piratería).
Por sus grandes valores naturales, entre los que se encuentran ecosistemas costeros en buen estado de conservación, la zona se propuso desde 1984 como Parque Nacional dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas por su relevancia ecológica. Es un área protegida del territorio pinero por la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y Fauna con el objetivo de lograr la conservación y el uso sostenible de la zona, formada por bosques, playas, mar y ciénaga.
Aquí se encuentra uno de los ecosistemas costeros mejor conservados. La selección del lugar tiene su origen en una virgen y rica naturaleza. El parque tiene una extensión de 7,04 kilómetros cuadrados, de ellos 5,15 en el mar. Se considera una zona semi virgen, sin población humana residente desde la década de los 70; se ha utilizado de forma regular para la actividad turística y la pesca artesanal.
La zona terrestre está formada por una llanura de rocas calcáreas con una alta carstificación, donde es posible apreciar numerosas cuevas con agua en su interior donde viven camarones ciegos; también se puede apreciar en la línea de la costa, farallones costeros con cuevas por donde penetra el mar, formando playas subterráneas y lagunas costeras con una intensa variedad de flora y fauna; cuenta además con una frondosa vegetación con su hábitat de la fauna, que incluye al tocororo, cabreritos, cotorras, pájaros carpintero, bijiritas, iguanas de gran tamaño, jutías, palomas rabiches, palomas torcazas (la población de aves migratorias más numerosa, el mayor conteo realizado excedió de 850 mil ejemplares), guineos, faisanes, codorniz puercos cimarrones y venados. Cohabitan en la zona más de 500 especies de plantas, 13 de helechos, con un endemismo de aproximadamente de 105 especies.
Exuberantes playas con dunas de arena fina y blanca cubren una extensión de tres kilómetros de longitud, donde anidan al menos dos especies de tortugas marinas: el carey y la tortuga verde.
El área posee espacio para más de 50 especies de aves (incluidas 6 endémicas del país), 11 reptiles ( 5 de ellos autóctonos), 6 de mamíferos y 5 de crustáceos de tierra. Su arrecife y manglares sirven de refugio, alimentación y anidación de multitud de peces y otras especies.
En el plano submarino, se localiza un arrecife coralino de corales duros de extraordinaria belleza y diversidad de especies en la flora y fauna marina con numerosas esponjas tubulares, algas, esponjas, gorgóneas, corales blandos, anélidos, anémonas, moluscos, peces, crustáceos, erizos, cobos, langostas espinosas, corales blandos, abundantes cuevas y manglares.
Allí hay 56 sitios muy interesantes donde se puede realizar inmersiones en la pared o canto de veril en cavernas, túneles, valles, arenazos, mogotes. Un lugar de mucho interés para los amantes del buceo y del snorkel; como de todos aquellos que quieran observar las bellezas que se encuentra bajo el mar.
Por sus condiciones ambientales reinantes se realizan desde del 1982, se celebran en sus aguas una diversidad de eventos internacionales de fotografías submarinas, bajo la denominación de “Fotosub Colony”, cada año y durante varios días del mes de abril, allí se reúnen más de un centenar de fotógrafos de cerca de una veintena de países, motivados por los deseos de deleitarse y al mismo tiempo captar instantáneas que reflejan las bellezas de la flora y fauna marinas. A su vez se promociona el submarinismo, con amplias perspectivas de crecimiento.
Los encantos de este parque no son ajenos a escala de diversos cruceros que navegan por el Caribe que llegan una vez por semana, permitiendo el disfrute de excelentes áreas de playa, variadas ofertas náuticas y excursiones por tierra a puntos de interés. Este día no recomiendo a nadie visitar el Parque; pues cientos de turistas lo invaden, como cientos de hamacas son utilizadas.
Hay dos formas de viajar al Parque Nacional Punta Francés; una es desde Nueva Gerona por carretera y maltrechos caminos; que puede durar el viaje unas 3 horas, tomando el único itinerario: por la autopista a Santa Fe, seguimos por una carretera estrecha y en mal estado, llegando al caserío de Julio Antonio Mella (Mella), seguimos por dicha carretera y entramos en la Ciénaga de Lanier por camino intransitable, pasando por Cayo Piedra con dirección sur, pues en este punto hay un desvío a la izquierda con destino a las Cuevas de Punta del Este. Siguiendo el camino de terraplén, pasaríamos frente a la hermosa Playa Larga, Punta del Rincón del Guanal, Caleta de Agustín Jol, Caleta de Carapachibey, Caleta del Infierno, Cabo Pepe, Estero de Simeón, Poblado de Cocodrilo, Caleta Grande, Punta Lugo y Punta Pedernales.
Al final del viaje, bien vale el recorrido; sobre todo para los amantes de los ecosistemas marinos y el disfrute del paisaje y de sus playas. Siempre necesitaríamos una autorización solicitada y aprobada por el Ministerio del Interior.
La otra opción es llegarnos por carretera al Hotel Colony, y contratar un servicio de submarinismo para dicho lugar, por lo que subiríamos a bordo de unos de los yates anclado en el puerto deportivo, atravesar la ancha entrada de la Ensenada de la Sigüanea, doblar Punta el Cayuelo, luego Punta de la Playita, Ensenada de Puerto Francés y llegar al paraíso.
Su atractivo fundamental lo constituye la gran variedad de plantas que allí existen en tan poco espacio y sobre todo, con un gran por ciento de exotismo y de una extraordinaria belleza, apropiado para el esparcimiento de personas de todas las edades.
Su origen se remonta desde 1902, cuando una pareja de ciudadanos norteamericanos se asentó en la zona, con el objetivo de introducir y evaluar especies exóticas de árboles traídos de todo el mundo, creando uno de los parajes más extraordinario de la Isla, donde se alberga casi una veintena de aves, entre las cuales predominan el zorzal, la cotorra y el zunzuncito.
Comenzaron a sembrar plantas de diferentes especies, muchas de ellas traídas al territorio por vía marítima y aérea. Ella, Helen Rodman era naturalista y él, Harry Sanford Jones, biólogo, procedentes ambos de Chicago, Illinois.
Los Jones trabajaron juntos para convertir este sitio en un beneficioso jardín botánico, para lo cual recibieron la ayuda del Departamento de Agricultura de los EE.UU. a través del Dr. David Fairchild quién aportó gran variedad de semillas con el propósito de estudiar la adaptabilidad de esas especies al clima tropical.
Los resultados fueron asombrosos. En unos cuantos años llegó a ser el segundo Jardín Botánico creado en el país, solo antecedido por el de Cienfuegos. En 1947, Núñez Jiménez lo bautizó como el “Paraíso pinero” por sus características.
La tranquilidad del lugar, unido a sus atractivos hicieron un sitio para el descanso muy utilizado por quienes acudían a recibir los beneficios de los manantiales de las aguas mineros medicinales que brotan en el cercano pueblo de Santa Fe. Se convirtió en destino turístico de salud para quienes necesitaron descansar o eliminar el estrés bajo la yamagua, el cacao o el ocuje. Cuentan que en 1946 fue el lugar más visitado de la Isla.
La Jungla llegó a tener una gran variedad de especies de plantas. Entre las más notables se encontraban: 20 variedades de mangos, 10 de caña brava, mangostán, cocoteros, diversas variedades de ocujes y aguacates; guayabas, caimito, níspero, pomarrosa, pera “Maraca” o “Tropical”, marañón, jagüey, yagruma, te de China, café de Brasil, cacao de la India, mate de Los Andes, algarrobo y otras.
Sin embargo, el más asombroso de todos lo constituía una yagruma, la cual ostentaba en dos troncos un nudo en forma de corazón. Bautizada como el árbol del amor y que se convirtió en uno de sus ejemplares más atractivos. Es centro de un singular ritual, donde son bendecidos quienes luego de depositar una moneda a la sombra de la floresta, bordean la planta en busca de un deseo.
Entre la gran diversidad de árboles majestuosos, se inserta en el entorno bello y refrescante la famosa “Catedral de Bambúes”.
Helen enviudó en 1938 y tocada por el misticismo tuvo como incondicional compañía desde ese momento un majá de Santamaría(serpiente), que le agregó fama al paraje. En 1960, la anciana murió de forma violenta y a su vez los encantos del bosque comenzaronuna etapa de franco deterioro, que duró 38 años, en los que el abandono fue total. El mismo día de su muerte, el bosque empezó a morir su vida.
Muchos pineros creían haberla visto, vestida de blanco con un enorme majá enroscado al cuello entre las ruinas de su viejo bungalow de paredes de tablas y techo de guano o en los rincones y sombras de aquel bosque que el viento hacía crujir al abanicar los pinos y los bambúes.
La leyenda de muchos pineros cuenta que el alma encolerizada de la anciana vagaba por dicho bosque entre las malezas descuidadas de la penumbrosa soledad, tratando de ahuyentar a los depredadores que llegaban al lugar a retirar aquella capa vegetal que alimentó aquel paraíso, talaron ceibas y dinamitaron sus raíces, retiraron plantas y desvencijaron su pobre pertenencia. Se dice, que Helen trataba de defender, lo que tanto amó y cuidó junto a su esposo. La hierba creció y también la leyenda.
A partir de mayo de 1998, comenzó un proceso paulatino de rescate y recuperación de la Jungla con fines socioculturales y educativos para los amantes de la naturaleza por la Empresa Forestal Integral, instalando al frente del nuevo proyecto de rehabilitación al Licenciado en Física, Tomás Betancourt López.
Acertada fue su designación, un profesor de física convertido a trabajador forestal. El aula se transformó en campo, la pluma o la tiza por el hacha, la guataca y el machete.
Recibió un pequeño presupuesto para limpiar y replantar el bosque. Tomás junto a su esposa limpió, plantó, aró, surcó y sembró. Aprendió a ordeñar vacas y a conducir a pastar los carneros. El cuerpo se le curtió y el sudor no le encalleció la conciencia, la purificó.
Fabricaron la casa y el bosque fue desprendiéndose de supersticiones a medida que la belleza brotaba hasta cobrar la resurrección del lugar. Yo le llamaría, La Jungla de Jones-Betancourt. Mérito a quién se lo merece.
Hoy día, muchas de las especies arbóreas que allí viven no han podido ser clasificadas. Justamente en estas rarezas estriba la singularidad del lugar, declarado parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos.
La actual finca forestal trata de revivirla y de inmortalizar la leyenda del viejo árbol del amor, donde se perpetúa la pasión de Helen y Hary. El incremento en árboles maderables y frutales ha sido notable, recuperando muchas de sus plantas.
Visitar este paraíso, es una experiencia inolvidable, pues no solo se tiene contacto directo con la naturaleza, sino que resulta el lugar ideal para pasar un día colmado de paz y tranquilidad al recorrer este esplendoroso jardín botánico tropical.
Cayo Largo forma parte de estos islotes, es un importante polo de desarrollo turístico de alcance internacional con perspectivas dirigidas a la fotografía y pesca submarina, al turismo de sol y playa, al yatismo y diversas modalidades de turismo ecológico con muy buenas y modernas instalaciones hoteleras.
Las características de los fondos marinos de la plataforma sumergida de estas cayerias, asociada a una exuberante vegetación de manglares permiten el desarrollo de un gran número de especies marinas. Los manglares constituyen la única vegetación terrestre que entra en contacto directo con el mar. Estos bosques desempeñan un gran papel en la protección de las costas bajas e incluso ganan terreno al mar.
Estos islotes brindan atractivos cotos para la contemplación de animales inofensivos como las iguanas y aves que hacen vida migratoria y sus fondos marinos brindan el espectáculo de un acuario natural.
Cayo Campo tiene una extensión de 7,9 kilómetro cuadrado y está separado de cayo Rosario de 18 kilómetro cuadrado por dos importantes cayos: Ávalos y Cantiles. Debemos señalar que cayo Cantiles es uno de los más interesantes desde el punto de vista de la diversidad de su hábitat y composición de su herpetofauna.
La formación geológica Cayos Campos-Rosario es una de las áreas protegidas recientemente. Ocupa una gran extensión y tiene la características de ser cayos de barrera (borde de la plataforma insular) y presenta el mayor sistema de dunas fósiles en areniscas sobre la que se asienta una flora abundante, rica en especies de la fauna, además tiene un sistema lagunar bien estructurado que le sirve de refugio a las aves, tanto migratorias como residentes.
Cayo Rosario, situado a 18 millas al oeste de Cayo Largo del Sur, se distingue por la gran cantidad de peces que habita en sus fondos marinos. Es un lugar ideal para la práctica de buceo contemplativo y la fotografía submarina.
Se encuentra la segunda área de buceo; fondo muy peculiar, con una profundidad promedio de 18 metros (59 pies), donde mogotes coralinos forman un verdadero laberinto entre los que nadan grandes aguajíes, cuberas, jocuses, grupos de jureles, roncos pompón, roncos, catalinetas, langostas, pargos, biajaibas, chernas, rabirrubias, barracudas, cobos, quelonios (tortugas, careyes y cagüamas) que usan sus playas para desovar, innumerables especies de corales, gorgóneas, cangrejos y otros moluscos marinos, etc. La fauna marina tiene una gran riqueza y diversidad de especies.
En cuanto a la fauna terrestre, existe una nutrida población de iguanas en las dunas y cocodrilos en las lagunas. Se destacan las aves y reptiles con especies y subespecies endémicas como el gavilán cangrejero, el colibrí, el bobito chico, el chichinguaco, el carpintero jabado, la culebrina, lagartija de pañuelo blanco, lagartija verde, jibo prieto, etc.
Debemos señalar que tiene una vegetación diversa, en la marina se encuentran Thalassia testudinum, Halimeda incrassata, Acanthophora muscoides, Penicillus pyriformis, Udefea flabellum, etc,; mientras que en la parte terrestre aparecen romero de costa, bumelia americana, yuraguano, yana, hicaco, cuaba prieta, tebenque, alacrancillo de playa, yaití, patabán, palo bronco, guao de costa, tuna brava, mangle rojo, cana japa, alambrillo, incienso de playa, etc.
Aprovechando la exposición, no debemos dejar de mencionar, que en la zona del Cabeza de Zambo existe un importante sitio arqueológico donde se observa con facilidad el hundimiento de embarcaciones de la época colonial.