Bruno desde muy pequeño se inicia en las distintas faenas agrícolas ayudando a la familia, no había tarea que no ejecutara con mucha responsabilidad, siempre dispuesto a colaborar en todo. Se hace un hábil cobijador, iniciándose primero en los cobijos de los bohíos de la familia, para después hacerlo a todos quien lo necesitara.
Su carácter extrovertido, buen trabajador y siempre dispuesto ayudar le hace congraciarse con todo el vecindario, que ven en él a una persona en quien depositar su confianza.
En ese tiempo, Isla de Pinos era utilizada como lugar de confinamiento de valerosos cubanos que habían participado en las gestas de 1868, 1878 y el inicio de la guerra que comenzó en 1895.
Ese año 1896, la Isla se encontraba en el mejor momento para desarrollar un movimiento insurreccional. La campaña de occidente dirigida por el General Antonio Maceo había revolucionado en todas las provincias, no quedaba excluida el territorio pinero.
Los deportados encendieron las ansias de libertad en los pineros; aumentando sus deseos de incorporarse a la contienda del 95. Pudieron lograr y organizar en los jóvenes pineros como Bruno, un considerable grupo para iniciar en el momento más favorable un levantamiento armado.
Bruno pertenecía a esta organización de descontentos que luchaban por la independencia del país. Era el encargado de organizar las milicias y reclutamiento de este grupo. Los conspiradores organizaron las fuerzas y distribuyeron las distintas misiones a realizar en la acción.
El plan elaborado era:
El día del levantamiento fue escogido para la noche del 26 de julio de 1896, pues igual que en otros lugares de Cuba, los pineros celebraban el día de Santa Ana, en Nueva Gerona se celebraban peleas de gallos, carreras de cintas a caballos, bailes y otras actividades.
Estas festividades se iniciaban desde bien temprano y duraban hasta altas horas de la noche, lo que garantizaba el movimiento de personas y de grupos con caballos sin causar sospechas. Los independentistas aprovecharían la oportunidad para agrupar a todos los jóvenes de la Isla que poseían cabalgadura, muchos de ellos procedían del poblado de Santa Fe.
En la noche del 26 de Julio de 1896, todo comenzó según lo planeado. Bérriz cayó en la trampa, entró en la casa de Evangelina y apenas abrió la puerta de la habitación, se encontró con las pistolas y los hombres de Emilio Vargas, quienes le ordenaban que firmara el documento de rendición de la plaza.
Bérriz aceptando la orden y ganándose la confianza de Varga, da un salto y se abraza a Evangelina protegiéndose con su persona y dando gritos para que los soldados que le acompañaban y estaban fuera de la vivienda lo oyeran y derribaran la puerta, iniciándose un intenso tiroteo que obligó a los insurgentes retirarse a caballo.
En el momento que Emilio Vargas intentaba escapar fue herido y posteriormente capturado en una casa en la entonces calle Tejar (actual calle 22 entre 43 y 45), más tarde fue fusilado en el cementerio de Nueva Gerona.
El pinero Rosendo Betancourt hizo el disparo de aviso desde el tejado del edificio ubicado en las calles San Clemente y Vives, que sirvió de señal para que avanzara la tropa que dirigía Bruno, logrando escapar momentos antes que fuera tomado por los soldados españoles que formaron un frente para proteger al coronel Bérriz de posibles ataques de los insurrectos.
Bruno Hernández Blanco al frente de la caballería logra entrar por el puente del rio Las Casas, dirigiéndose por la calle del Río (actual calle 35) hasta la valla de gallos, ubicada en la esquina de la calle San Clemente (actual calle 26), donde se encontraba otro grupo de insurrectos para incorporarse a la tropa para continuar hasta la calle Vives (actual 37) para llegar al edificio del cuartel de caballería (hoy escuela Josué País). Momentos antes de llegar a Vives fueron sorprendido por las tropas españolas, ya emboscadas y con conocimientos de los sucesos, provocando desorganización en la vanguardia del grupo quedando separados del grueso de los asaltantes.
Cuando comienzan a llegar la avanzada de la caballería independentista y obligada a cabalgar hasta la calle Pinillos, se produce una descarga cerrada de fusilería del ejército español, el joven Bruno fue el primero en caer mortalmente herido, según testimonio de Serafín Fernández, quien cabalgaba junto a él. Allí cayó herido de muerte, en la propia esquina de 26 y 39, cerca de las columnas de la edificación. Se convirtió en el primer hombre del territorio pinero que derramaba su sangre por la independencia de Cuba.
Comienza de inmediatamente la cacería de los hombres que participaron en los hechos, algunos lograron llegar a las montañas. Un grupo de complotados pudieron refugiarse en la finca San Juan, donde su propietario Gilberto García del Prado los presentó a las autoridades con la seguridad de que le respetarían sus vidas, de igual forma actuó el hotelero de apellido Villalonga.
El grupo de los tres hermanos de apellido Pimienta, deportados políticos de Pinar del Río buscaron refugio en la finca La Concepción, administrada por un mayoral español, que más tarde los entregó a las autoridades coloniales, los que fueron hechos prisioneros y asesinados. Fueron sepultados a flor de tierra en la ribera del arroyo de Los Muertos.
El poeta repentista Juan Iturriaga fue hecho prisionero en un mangal de San Pedro, donde fue hecho prisionero y mal enterrado en el sitio conocido como Tierra Hundida, en la zona comprendida entre Mal País y Los Almácigos.
Félix Arias Segrera no se presentó en ninguno de los lugares del levantamiento, según se supo, pudo esconderse en una de las casas de Nueva Gerona.
Evangelina Cossío encontró refugio en la panadería de la familia Rosendo Betancourt (actual calle 26, entre 37 y 39), donde es detenida y luego recluida en la cárcel del Cuartel de Caballería. No se tuvo en cuenta su condición de mujer, fue maltratada y vejada, permaneció dos días sin ingerir alimentos, después fue trasladada a Batabanó junto con los demás prisioneros.
Aquí permanecieron otro día atados hasta que fueron llevados en tren hacía La Habana, los hombres a La Cabaña y la joven a la Casa de las Recogidas San Juan Nepomuceno, prisión de mujeres.
Este levantamiento del 26 de Julio de 1896 no solo tuvo una gran repercusión en Cuba, sino que salieron de las fronteras nacionales cuando los norteamericanos pusieron sus ojos en la figura de Evangelina Cossío, como posible instrumento para argumentar ante el pueblo de los Estados Unidos, los proyectos de intervención en la guerra que contra España ya venían preparando.
La intervención de William Randolph Hearst, propietario de la más importante cadena de periódicos de los Estados Unidos. Diseñó toda su maquinaria propagandística sensacionalista haciendo saber al mundo de los vejámenes y atropellos que sufría Evangelina Cossío, la Juana de Arcos de Cuba como la llamaban, a manos de sus verdugos españoles en la prisión de Mujeres de La Habana. Tal fue desarrollándose los acontecimientos, que los principales órganos de prensa amarillista de aquella nación en sus campañas, lograron que la figura de Evangelina llegara a todas las clases políticas de las naciones de Europa y a oídos del Papa.
La patriota fue condenada a 20 años de prisión, aunque se le había solicitado la pena de muerte. La fuga de la heroína fue subvencionada por Hearst mediante sobornos y la inmiscuición del Consulado norteamericano; lo que permitió su llegada a Nueva York, el 13 de octubre de 1896 en medio de un espectacular recibimiento.
Sería injusto no relacionar los participantes que intervinieron de una forma u otra en los acontecimientos del levantamiento del 26 de julio de 1896, son:
Solo Bruno Hernández murió en la acción de aquel 26 de Julio de 1896. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Nueva Gerona. En el Registro Civil de Nueva Gerona consta, que el paisano insurrecto Bruno Hernández Blanco, muerto en el encuentro tenido con las fuerzas rebeldes en la noche de ayer. Dios que a Ud. Guarde. Nueva Gerona 27 de julio de 1896. El capitán Instructor Eduardo Alegre – Sr. Juez Municipal de esta localidad.
Este levantamiento independentista tuvo un gran significado para la historia pinera y para Cuba, donde reconocieron el valor de los complotados. Cada año los pineros celebran la fecha y marchan de forma patriótica, desde el centro de la ciudad de Nueva Gerona hasta el cementerio, donde se alza un monumento a la memoria de Bruno Hernández.