Es un teatro infantil para gusto de niños y también para adultos que disfrutan al igual de este guiñol. Hacen maravillas con sus muñecos y mueven a su antojo la escenografía salida de sus manos.
Efectúan un pasacalle pregonando sus funciones con una carreta diferente, vistiendo trajes llamativos a los pequeños, despegando originales farolas multicolor al son de ritmos cubanos, junto a payasos y un centenar de caballitos de palo para que los niños agiten la imaginación a los cuatro vientos, que muchos de ellos lo siguen en todo su andar publicitario.
De un extremo a otro del país se ha presentado el grupo, desde las grandes ciudades y renombrados teatros, hasta comunidades rurales y de difícil acceso en las montañas.
Su gran labor es trascendental en la repercusión social y humana en la comunidad pinera.