Facebook  Twitter Instagram Google + You Tube Inicio | Contacto | Situación | Favoritos | Página de Inicio | Enlaces  
English version English version   Italiano Italiano
 

Naturaleza

AREAS PROTEGIDAS | CIENAGA DE LANIER | CUEVAS | LAGUNAS, MANANTIALES, RIOS Y EMBALSES O PRESAS
FLORA Y FAUNA | SIERRAS, LOMAS Y CERROS

AREAS PROTEGIDAS

- Cayo Largo
Reserva Ecológica
- Los Indios
Reserva Ecológica
- Punta del Este
Reserva Ecológica
- Punta Francés
Parque Natural
- Sur de la Isla de la Juventud
Area Protegida de Recursos Manejados
- Jungla de Jones
Sitio de gran atractivo por la presencia de diversas especies de plantas
Forma parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos
- Pinar Calizo
Elemento Natural destacado
- Cayo Campos-Rosario
Refugio Natural de fauna
 
 
Jungla de Jones

A unos 17 kilómetros de Nueva Gerona y situada en el kilómetro 2,5 de la carretera El Enlace, poco antes de llegar a Santa Fe, se localiza este bosquecito algo más de 15 ha. atravesado por el arroyo Los Almácigos. Hay testimonios que esta zona había sido el primer asentamiento pinero, a finales del siglo XVIII y de la primera iglesia en Isla de Pinos. De ahí, partieron los pobladores cuando fundaron el poblado de Santa Fe, en 1809.

Su atractivo fundamental lo constituye la gran variedad de plantas que allí existen en tan poco espacio y sobre todo, con un gran por ciento de exotismo y de una extraordinaria belleza, apropiado para el esparcimiento de personas de todas las edades.

Su origen se remonta desde 1902, cuando una pareja de ciudadanos norteamericanos se asentó en la zona, con el objetivo de introducir y evaluar especies exóticas de árboles traídos de todo el mundo, creando uno de los parajes más extraordinario de la Isla, donde se alberga casi una veintena de aves, entre las cuales predominan el zorzal, la cotorra y el zunzuncito.

Comenzaron a sembrar plantas de diferentes especies, muchas de ellas traídas al territorio por vía marítima y aérea. Ella, Helen Rodman era naturalista y él, Harry Sanford Jones, biólogo, procedentes ambos de Chicago, Illinois.

Los Jones trabajaron juntos para convertir este sitio en un beneficioso jardín botánico, para lo cual recibieron la ayuda del Departamento de Agricultura de los EE.UU. a través del Dr. David Fairchild quién aportó gran variedad de semillas con el propósito de estudiar la adaptabilidad de esas especies al clima tropical.

Los resultados fueron asombrosos. En unos cuantos años llegó a ser el segundo Jardín Botánico creado en el país, solo antecedido por el de Cienfuegos. En 1947, Núñez Jiménez lo bautizó como el “Paraíso pinero” por sus características.

La tranquilidad del lugar, unido a sus atractivos hicieron un sitio para el descanso muy utilizado por quienes acudían a recibir los beneficios de los manantiales de las aguas mineros medicinales que brotan en el cercano pueblo de Santa Fe. Se convirtió en destino turístico de salud para quienes necesitaron descansar o eliminar el estrés bajo la yamagua, el cacao o el ocuje. Cuentan que en 1946 fue el lugar más visitado de la Isla.

La Jungla llegó a tener una gran variedad de especies de plantas. Entre las más notables se encontraban: 20 variedades de mangos, 10 de caña brava, mangostán, cocoteros, diversas variedades de ocujes y aguacates; guayabas, caimito, níspero, pomarrosa, pera “Maraca” o “Tropical”, marañón, jagüey, yagruma, te de China, café de Brasil, cacao de la India, mate de Los Andes, algarrobo y otras.

Sin embargo, el más asombroso de todos lo constituía una yagruma, la cual ostentaba en dos troncos un nudo en forma de corazón. Bautizada como el árbol del amor y que se convirtió en uno de sus ejemplares más atractivos. Es centro de un singular ritual, donde son bendecidos quienes luego de depositar una moneda a la sombra de la floresta, bordean la planta en busca de un deseo.

Entre la gran diversidad de árboles majestuosos, se inserta en el entorno bello y refrescante la famosa “Catedral de Bambúes”.

Helen enviudó en 1938 y tocada por el misticismo tuvo como incondicional compañía desde ese momento un majá de Santamaría(serpiente), que le agregó fama al paraje. En 1960, la anciana murió de forma violenta y a su vez los encantos del bosque comenzaronuna etapa de franco deterioro, que duró 38 años, en los que el abandono fue total. El mismo día de su muerte, el bosque empezó a morir su vida.

Muchos pineros creían haberla visto, vestida de blanco con un enorme majá enroscado al cuello entre las ruinas de su viejo bungalow de paredes de tablas y techo de guano o en los rincones y sombras de aquel bosque que el viento hacía crujir al abanicar los pinos y los bambúes.

La leyenda de muchos pineros cuenta que el alma encolerizada de la anciana vagaba por dicho bosque entre las malezas descuidadas de la penumbrosa soledad, tratando de ahuyentar a los depredadores que llegaban al lugar a retirar aquella capa vegetal que alimentó aquel paraíso, talaron ceibas y dinamitaron sus raíces, retiraron plantas y desvencijaron su pobre pertenencia. Se dice, que Helen trataba de defender, lo que tanto amó y cuidó junto a su esposo. La hierba creció y también la leyenda.

A partir de mayo de 1998, comenzó un proceso paulatino de rescate y recuperación de la Jungla con fines socioculturales y educativos para los amantes de la naturaleza por la Empresa Forestal Integral, instalando al frente del nuevo proyecto de rehabilitación al Licenciado en Física, Tomás Betancourt López.

Acertada fue su designación, un profesor de física convertido a trabajador forestal. El aula se transformó en campo, la pluma o la tiza por el hacha, la guataca y el machete.

Recibió un pequeño presupuesto para limpiar y replantar el bosque. Tomás junto a su esposa limpió, plantó, aró, surcó y sembró. Aprendió a ordeñar vacas y a conducir a pastar los carneros. El cuerpo se le curtió y el sudor no le encalleció la conciencia, la purificó.

Fabricaron la casa y el bosque fue desprendiéndose de supersticiones a medida que la belleza brotaba hasta cobrar la resurrección del lugar. Yo le llamaría, La Jungla de Jones-Betancourt. Mérito a quién se lo merece.

Hoy día, muchas de las especies arbóreas que allí viven no han podido ser clasificadas. Justamente en estas rarezas estriba la singularidad del lugar, declarado parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos.

La actual finca forestal trata de revivirla y de inmortalizar la leyenda del viejo árbol del amor, donde se perpetúa la pasión de Helen y Hary. El incremento en árboles maderables y frutales ha sido notable, recuperando muchas de sus plantas.

Visitar este paraíso, es una experiencia inolvidable, pues no solo se tiene contacto directo con la naturaleza, sino que resulta el lugar ideal para pasar un día colmado de paz y tranquilidad al recorrer este esplendoroso jardín botánico tropical.

 

 
 
 
© Isla de la Juventud 2011
Aviso legal
 
www.isladelajuventud-cuba.com por Jose Alfonso Fernández Pestana se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional
Licencia Creative Commons
Logotipo isladelajuventud-cuba por Jose Alfonso Fernández Pestana se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://isladelajuventud-cuba.com/imagenes/logoc.jpg
Politica de Privacidad